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Datos y análisis en torno a los diez años del pacto YPF/CHEVRON: la llegada del fracking a nuestras vidas

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1) EN LO ECONÓMICO:

Según datos económicos/estadísticos de un informe de Gustavo García Zanotti y Marco Kofman de “Enlace por la Justicia Energética y Socioambiental” (www.ejes.org.ar), fundados a su vez en datos del Banco Central: entre 2020 y 2022 el saldo negativo entre lo que ingresa y egresa al país por el tema Vaca Muerta fue de 13.489 millones de dólares, de los cuales cerca del 50% es fuga directa de divisas.

Las empresas arman un esquema de sedes en paraísos fiscales en diferentes países, desde Estados Unidos a Países Bajos, Uruguay, Panamá y demás. Las filiales argentinas les pagan a sus propias casas matrices en el exterior las patentes, por ejemplo. Otro mecanismo que utilizan son los préstamos intrafirmas. No son inversiones directas sino que la casa matriz, supongamos Chevron, le presta dólares a su filial argentina con altos intereses, entonces la empresa filial tiene que devolverle capital e intereses a Chevron. ¿Cómo lo hace? Va al Banco Central a que le den esas divisas al valor oficial y eso lo gira a la propia empresa en el exterior como capital e intereses por el autopréstamo. Y todo eso en un momento en que en el país faltan dólares.

Las energéticas, petroleras y sus proveedoras incorporan supuestamente tecnología, pero se ha demostrado que compran equipos en el exterior o los toman de sus propias casas centrales, y lo sobrefacturan, como en el caso de NRG, hasta en más de un 380%, que además pagan con dólares a precio oficial que envían luego al exterior, a sí mismas.

Con la llegada del macrismo en 2015 y el accionar del inolvidable ministro de Energía Juan José Aranguren (ex CEO de Shell) las petroleras directamente se adueñaron de la política estatal. Tecpetrol, de Paolo Rocca, captó la mayor cantidad de subsidios para sus perforaciones en Fortín de Piedra. De las “inversiones” de esa corporación, el 51% en realidad fueron subsidios equivalentes, además, al 30% de sus ingresos. Como dice Álvarez Mullally, la mayor parte de esa supuesta inversión “era con la nuestra”: la mayor parte del dinero era de la sociedad, subsidiando a las empresas.

Según los trabajos del OPSur y Ejes, de las 100 empresas que más capitales fugaron del país de 2016 a 2019, 27 son de energía (fu#ga de 6.000 millones de dólares) y 15 de ellas trabajan en Vaca Muerta, de donde evaporaron más de 4.000 millones de esos dólares. La llegada de Alberto Fernández y el cruce con la pandemia motivaron un 45% de incremento de los subsidios a tales petroleras entre 2020 y 2021. Pese a los récords supuestamente obtenidos, es más la energía que se importa que la que se exporta porque cae la extracción convencional de hidrocarburos. La explotación de Vaca Muerta tiene algo de cuestión de fe: lo que se extrae es según la declaración jurada de las propias compañías, o sea que no hay un seguimiento, sino que ellas dicen cuánto tienen que pagar sin que nadie controle si las cosas son así.

2) EN LA CONSTRUCCIÓN DE UN DISCURSO FAVORABLE, PARECIERA QUE VALE MENTIR…

En el relato oficial sobre Vaca Muerta se mezcla a propósito “autoabastecimiento” con “soberanía”. Si hay algo que no es soberano en los hidrocarburos no convencionales es que su capacidad de inyección está directamente asociada a su capacidad que esos químicos lleguen a la roca explotada y extraigan el hidrocarburo no convencional. ¿Cuál es la diferencia? En el convencional se encuentra al hidrocarburo alojado en una trampa. Con una perforación, por presión, se extrae. En cambio en el no convencional o “shale” el hidrocarburo está alojado en la roca y disperso. Por eso el fracking es también mucho más caro. Dicho de otra manera: es una forma de rascar los últimos restos de hidrocarburos que están quedando desperdigados en lugares de difícil acceso. Para extraer combustible no convencional, las petroleras deben invertir muchísimo dinero. Para que la producción sea rentable: necesitan estados que apoyen.

La mayoría de los discursos pro fracking hablan de seguridad y limpieza. En cada pozo se hacen unos 60 procesos de fractura. Son 60 explosiones, 60 veces se entra a fracturar para poder sacar gas o petróleo. Con el convencional se hace una perforación, y se extrae. En este caso hay que seguir haciendo nuevos pozos y nuevas fracturas permanentemente.

En un país que sabe lo que significa la sequía, se utilizan unos 90 millones de litros de agua para cada pozo, mezclados con unos 35.000 a 40.000 kilos de químicos que se inyectan bajo tierra para terminar de abrirla y succionar lo que haya de petróleo o gas. La dinámica: hay un problema estructural global. Los fósiles fueron y son el motor del desarrollo del sistema capitalista, que no colocó ningún tipo de límite a su propia reproducción. Efectos: las desigualdades en nuestros territorios muchas veces tienen como causa ese vértigo del capital.

Hoy vivimos un mundo fosilizado, que depende en su totalidad del petróleo y del gas. Pero no es un mundo que haya generado mayor igualdad sino todo lo contrario. En estos días se vieron reclamos de los vecinos que viven en los yacimientos gasíferos pero no tienen gas, tienen que comprar garrafas que de inversión. El país queda atrapado en las exigencias de las multinacionales para garantizar que sigan trabajando, traducidas en las exenciones impositivas, subsidios, y descontrol en su manejo financiero.

En definitiva: ¿puede haber autoabastecimiento si se evita importar energía? Quizás, pero soberanía significa un proceso mucho más complejo, de largo plazo, y una perspectiva que pueda llevar a hacer sostenible un desarrollo. Eso no tiene nada que ver en términos de soberanía energética con esto que estamos viendo.

3) HACER QUE LA TIERRA TIEMBLE, GRITE Y MUERA

En una zona como Vaca Muerta, donde jamás hubo un terremoto, desde que comenzó el fracking (en particular desde 2015) hoy se contabilizan 420 sismos.Se ha creado el Observatorio de Sismicidad Inducida (a cargo de los geógrafos Javier Grosso y Guillermo Tamburini) que elaboró un mapa con 312 de esos sismos originados por el fracking, 10 de ellos por encima de los 4 ML (o Magnitud Local de la escala Richter) con pronósticos sobre la posibilidad de un salto a una magnitud de 6.

Los sismos son de poca profundidad (los terremotos naturales se originan a más de 50 km. de profundidad, y los del fracking a 6 km. o menos) pero justamente al ser superficiales tienen fuerte impacto y el hecho de que se produzcan sobre superficie hace que las probabilidades concretas de que sean generados por el fracking se haga casi indiscutible.

El fracking ha traído la peor mugre, esa que perdura y mata. El Ministerio Público de la Defensa vía la Fiscalía de Delitos Ambientales estableció que está colapsado el sistema y que harían falta por lo menos 20 tratadoras de residuos. La paradoja: el Estado no puede pedir a la industria que garantice la salud y la seguridad del ambiente, porque estaría desalentando las inversiones, que encima son subsidiadas.

Mientras todo esto sucede, los ríos se secan, las napas se contaminan, los vertidos y las filtraciones contaminantes ya empiezan a salir de los territorios de explotación y comienzan a llegar a las fuentes de agua que se consume en Neuquén, la ciudad más grande de la Patagonia. Las plantaciones y el ganado de nuestros crianceros se ven afectadas no solo por la contaminación directa de las petroleras, sino también por el destructivo movimiento de herramienta pesada y transportes que sí o sí necesita la actividad. El pasivo ambiental que ya han dejado en nuestros territorios es inmenso, pero el que vendrá en un futuro inmediato ES PEOR.

4) LAS PROMESAS ELDORADISTAS DE QUE NOS VAMOS A SALVAR GRACIAS A VACA MUERTA

Se están invirtiendo muchos millones en infraestructura para generar mayor conectividad para exportar gas no convencional, cuando la caída de esas cuencas es inmediata. Eso obliga a una inversión permanente, a seguir fracturando y a seguir subsidiando a las petroleras. De este modo estamos con la política de ir por algo esencialmente inviable sin atender a un cambio de matriz hacia otras fuentes de energía, corriendo un riesgo altísimo de cara a un futuro cercano en donde la energía puede transformarse en un costo muy alto. Con esta política te estás condicionando además a las reglas que pongan estas propias compañías. Reglas poco prometedoras, ya que son empresas insaciables, que quieren pagar cada vez menos regalías, derechos de exportación yendo a la retención cero, a la vez que captan subsidios, excepciones, prebendas que se les van haciendo para que sigan extrayendo. Entonces la situación es complicada. No solamente se está consolidando la matriz fósil, con todas las consecuencias ambientales y sociales que tiene, sino que además estás entregando parte de la construcción de tu matriz energética al devenir de la inversión de las grandes compañías petroleras a las que les interesan solo sus negocios.

¿El fracking genera desarrollo local?: Eso es un mito, que en la realidad muestra que su cara está exactamente al revés, cambia la matriz productiva, se perjudica a las actividades ganaderas, hortícolas, campesinas, y es muy probable que al finalizar la extracción no te queden hidrocarburos sino solo la contaminación, y las actividades económicas históricas destruidas.

Sigue habiendo mucho discurso de “desarrollo” y se lo vincula a “lo popular” a un beneficio y control que supuestamente tendría “todo el pueblo”; pero en n sentido contrario a estos discursos épicos, el manejo de la energía sigue siendo prioridad de un pequeño gueto de empresas multinacionales. La energía es uno de los pilares para el desarrollo de cualquier sociedad. Y es un derecho humano, porque permite un sostenimiento de la calidad de vida y hasta de la reproducción de la vida.Por todo esto el tema no puede quedar en espacios técnicos de las corporaciones con pactos cerrados y no públicos con los Estados.

La pregunta entonces es: ¿cómo lograr que la energía no sea un bien inalcanzable para las sociedades? Entonces no hay que encapsular el debate sino abrirlo a la sociedad porque las empresas y los funcionarios solo buscan consolidar la matriz fósil, concentrada, con tremendo impacto socioambiental y negocios privados. Tampoco hay que romantizar las energías renovables que pueden estar sometidas a corporaciones, como lo demostró el macrismo con los parques eólicos. Lo que corresponde es que todo esto sea un debate popular y de las comunidades.

¿Ocurre tal cosa en alguna parte?. Pues sí: el caso colombiano es muy interesante, con poblaciones movilizadas que lograron un consenso contra el fracking: la izquierda con Gustavo Petro y hasta la derecha de Iván Duque plantearon en sus plataformas la prohibición de la actividad. La derecha lo

hizo por razones electorales, justamente por ese gran consenso, y la ley ya fue aprobada por el Senado. Los votos: 62 a 9 en favor de la prohibición y de la reformulación de una transición hacia energías limpias. Se congelaron todos los permisos para la extracción de fósiles y se discute un programa de transición que incluye a comunidades, sindicatos, movimientos de campesinos, de indígenas y socioambientales donde se plantea un cambio de matriz de la que participa la sociedad. Allí se ve que las empresas son las que promueven en muchos casos a los grupos paramilitares que

persiguen o asesinan a las personas que buscan cuidar el medio ambiente.

Para el caso argentino, es fácil imaginar qué clase de transformación podría existir si los subsidios multimillonarios para el fracking se aplicaran a buscar otras matrices energéticas. Sin transición energética la humanidad va a colapsar y esa transición no la van a hacer las corporaciones. Y en muchos casos tampoco los Estados que trabajan para los intereses empresarios. Es importante conjugar los debates sobre transición y soberanía energética, con los que existen sobre transición y

soberanía agroalimentaria. Las formas de pensar en cómo producir alimentos y cómo producir energía representan matrices que van muy de la mano. Son debates que en todo caso ocurren en lo social y cotidiano, porque no hay riesgo de escuchar a nadie hablar de estas cosas en la agenda electoral y mediática, aunque parecería que de ellas depende el futuro ambiental y humano.

Por todo esto:

No celebramos una supuesta “soberanía energética” dónde la renta se transfiere a las casas matrices de las principales corporaciones petroleras.

No celebramos los récords de producción que dejan a su favor contaminación y muerte en el wajmapu (territorio).

No celebramos la utilización de dólares, producto de la exportación gasífera, para el pago de una deuda externa ilegal e ilegítima.

Es mentira que una dirigencia con visión entreguista y cortoplacista pueda desterrar la desigualdad y la pobreza sin nuestra participación directa.

Abandonemos esta carrera extractivista con la visión ensimismada en los combustibles fósiles. La transición energética debe ser justa, respetuosa de los derechos humanos y con proyección de futuro. Si la transición energética solo beneficiará a las multinacionales nos negamos a ser zona de sacrificio. Kvme Felen (el buen vivir) es nuestro plan de vida ante los planes de muerte que nos proponen desde Vaca Muerta.

Creemos que todos estamos padeciendo una crueldad, una ironía de la realidad. ¿Habrá posibilidad de escuchar, comprender, y dejar que entren en juego todo los enfoques que los pueblos originarios, los científicos conscientes y los actores comunitarios que estamos alertando no sobre la manera tan “pasado” de entender el mundo del extractivismo sino sobre el futuro que se nos viene? ¿Cuál

es el plan de vida que tienen los que nos gobiernan estatal y corporativamente?

Posiblemente ya no sirva alabar a la Vaca y a quienes la sostienen con pactos ocultos de cara a la sociedad. Quizás ya no hay que preguntarse tano “cómo salvar al país”, o uno mismo, sino –en

términos sociales, productivos, espirituales, políticos, planetarios y culturales– cómo materializar un proyecto novedoso y urgente: salvar la vida de tanta existencia fósil.

Los pueblos originarios tenemos muchas respuestas y propuestas para aportar.

La aplicación de derechos adeudados por el Estado debe generar condiciones para el desarrollo de nuestros Kvme Felen o Planes de Vida. De lo contrario será un desarrollo económico para las corporaciones y deudas y contaminación para el pais. Comprender y apoyar la lucha mapuche será la forma de recuperar soberanía y un futuro vivible para la sociedad toda.

Amulepe tayiñ weican!

Mariciwew!

(El material de este informe incluye información trabajada por el equipo amulzugufe de la Confederación y también data extraída de dossiers del OPSur y de MU, el periódico digital de la Cooperativa de Comunicación La Vaca. La ilustración es original del colectivo de artistas visuales @proyectorazo)