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Novena semana del juicio por el asesinato de Rafael Nahuel: gritos que se escuchan, balas que no…

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En las dos jornadas que se cumplieron el día martes y miércoles pasado, en el Juicio por el crimen de nuestro hermano Rafael Nahuel, declararon los últimos testigo citados por las partes y se confirmó la decisión de que el Juzgado de Bariloche definió que el 24 de este mes, a las 11 de la mañana, se realizará la inspección ocular en el lugar donde fue asesinado Rafa. El horario de comienzo fue re pautado ya que se había dicho que sería a las15, pero eso dejaba poco tiempo de luz solar para realizar los peritajes oculares.

En esta secuencia testimonial del 24, Valenzuela y Galarza fueron desestimados como testigos oculares tanto por la defensa como por la fiscalía, y Junco, Almonacid, Jaramillo y Arrieto quedaron también afuera porque en sus declaraciones de primera instancia quedaron zanjadas las dudas de la defensa, estimándose así que no habría una nueva necesidad de declaratoria.

La semana se fue y dejó más testimonios de miembros de la fuerza de seguridad, todos intentado tejer un relato común, muchas veces rayano a lo inverosímil. Testigos que declaran en serie que escucharon gritos en la montaña, pero no oyeron detonaciones ni disparos en un sitio el que -peritado minuciosamente como lo fue- se registraron más de cien impactos de munición de calibre compatible al armamento reglamentario en árboles y rocas de la ladera. Testigos que no oyeron disparo alguno, pero sí participaron como testigos oculares del procedimiento pericial posterior a la represión en el que se peritaron como vacíos los cargadores (uno, a veces hasta dos) de las armas que sus propios compañeros llevaron a la montaña.

En el primer día de la semana nueve declararon miembros de la Prefectura incorporados eventualmente en aquel operativo al Grupo Albatros, quienes dieron una versión hilada de los hechos en la que coinciden en haber escuchado gritos, pero no detonaciones ni disparos, testimonio inverosímil para un escenario en el que

  • El Cabo Primero de la Prefectura Nicolás Adolfo Ramírez, quien dijo conocer a los acusados, ya que han compartido espacio laboral en dependencias de la Prefectura. Cuando la fiscalía le pidió que recordara los hechos del día del crimen, Ramírez dijo que recordaba haber sido parte de un procedimiento del grupo Albatros: “(…) fuimos a realizar un desalojo y luego quedó un grupo de 25 o 30 efectivos para custodiar el predio. Luego del desalojo quedamos apostados en el lugar, hacíamos rondas de vigilancia de 4 a 8 horas en distintos puntos del lugar (…) ese día estábamos almorzando y escuchamos por radio que pedían refuerzos ya que habían hecho contacto (…) recuerdo haberme colocado el equipo táctico y subimos entre 5 y 10 metros, luego el oficial nos detuvo pidiendo que no subamos más y que esperemos instrucciones (…) nos quedamos en guardia un tiempo y luego nos dieron la orden de que bajemos hasta la ruta. Posterior a eso veo bajar a dos personas con una especie de camilla improvisada con una persona mas sobre ella, luego bajan hasta la ruta y esas dos personas fueron detenidas. Luego de eso hicimos una formación antidisturbios. Luego de un tiempo la Policía de Seguridad Aeroportuaria nos retuvo las pertenencias”. Cuando el abogado de los prefectos, Marcelo Rochetti le preguntó si durante el momento que esperaban arriba había escuchado gritos, Ramírez contesto que «si «, luego le preguntó si escuchó detonaciones y dijo que «no».
  • El segundo turno fue para el Cabo Primero de Prefectura Iván Caballero, quien también dijo conocer a los imputados acusados del crimen y respecto al día de los hechos, dijo que “(…) en esa fecha estaba prestando servicios en el grupo especial Albatros como apoyo (…) hasta donde yo tenia entendido nos habían convocado para un desalojo, nuestra función era evitar disturbios (…) recuerdo estar almorzando entre las 11 o 12 del mediodía, luego el oficial nos pide apoyo en el lugar, nos acercamos y lo que vi fue que mis compañeros bajaron cansados, asustados, deshidratados, y los asistimos. El compañero Pinto estaba lesionado por un piedrazo y pedimos asistencia médica. No escuchamos ningún tipo de detonación. Luego de eso nos pidieron que bajemos hasta la ruta, estando ahí vimos que dos masculinos de la comunidad bajaban un herido. Los dos masculinos quedaron demorados no se porque fuerza. Al rato llegó la policía de Rio Negro nos hizo el relevo. Y luego la PSA nos retuvo las cosas cerca de la noche. Quedamos dentro de un móvil de prefectura hasta que nos dejaron ir”.
  • El tercer testimonio fue el de Axel Hernán Noguera, Cabo Primero de Prefectura, quien también asegura conocer a los acusados, por ser compañeros de trabajo. (Respecto a esa fecha) «..en ese año prestaba servicios para el grupo Albatros, nosotros hacíamos guardia en el acceso al predio, me tocó un turno desde las 6 de la mañana hasta las 12 del mediodía, luego nos relevan en el punto, al termino del almuerzo me puse a lavar el uniforme y en ese momento nos piden apoyo como GOA ( grupo operacional antidisturbios), ante el pedido subimos 1000 metros, fuimos replegándonos y luego bajamos hasta la entrada del predio. Estando ahi escuchamos gritos en otro idioma luego vimos que personas de la comunidad bajaban a una persona y la gente de la ambulancia avisa que estaba sin vida. A las persona, que bajaron la camilla, las detuvieron y los esposaron miembros de prefectura o sea compañeros nuestros. Al tiempo de eso nos hacen replegar y nos llevaron a una estación de servicio en la que la PSA nos retiene el armamento en un procedimiento de 2 o 3 horas. «…Desconozco lo que ocurrió arriba…» «…no escuché ninguna detonación..»
  • El cuarto testigo fue Osvaldo Villalba, ayudante principal de la Prefectura. Villalba dijo no conocer personalmente a los imputados, si conocer que eran parte de la planta de prefectos. Él, como el resto de los prefectos declarantes durante el día, no admite haber escuchado disparos e insistentemente hace hincapié en que portaban armas de munición no letal: “(…) ese día por primera vez me toco hacer un servicio de 14 a 22 relevando a cuatro efectivos en el puesto N°1, que quedaba a la vera de la ruta. Teníamos la orden de hacer turnos individuales de dos horas, a mí me tocó estar de las 14 a las 16. Nuestro objetivo era prevenir que alguien ingrese al predio. Al momento de llegar no ingresó nadie por nuestro puesto. Estábamos apostados con equipamiento reglamentario anti tumulto y armamento de munición no letal (…) pasado un tiempo de haber tomado el turno, a uno de los grupos de cuatro que subió, se le pidió que tomaran fotos del lugar. Luego de entregar el turno nos fuimos al hotel, estando ahí nos llega un pedido de apoyo para asistir a ese grupo de cuatro que había subido. Subimos 150 o 200 metros, hasta que nos encontramos con el grupo que venía replegando y nos dirigimos a la ruta. Ahí nuestros compañeros cuentan que fueron atacados con piedras, lanzas y hacen referencia que fueron atacados con armas tumberas, los efectivos cuentan que respondieron con munición no letal, y cuando se quedaron sin munición efectuaron disparos con munición letal hacia los arboles, al rato de estar dialogando escuchamos gritos de personas y vimos que traían a alguien en una camilla improvisada, ahi nos informan que la persona estaba muerta. Las dos personas que bajaban la camilla fueron detenidas. Luego nos relevaron y nos hacen el desarme en una estación de servicio efectivos de la PSA”.
  • La quinta persona en testificar fu Saul Norberto Encina, ayudante de tercera de la Prefectura, quien dice conocer a los acusados solo por el espacio laboral, pero no personalmente. Tampoco menciona palabra alguna sobre disparos: «(…) yo me encontraba en el servicio de recargo tomado a las 14, a las 16 horas tomo el servicio de guardia en el puesto 2 de la ruta. Recuerdo que pasados 15 minutos, de las 16 se modula por la radio que se requiere de apoyo reiteradas veces y yo lo retransmití, al puesto que estaba en el hotel de Parques Nacionales. Posterior a eso, por orden del superior, nos piden que repleguemos cerca del puesto N°1, mientras bajábamos escuchamos gritos y vimos a dos personas descender con una camilla precaria bajando con alguien encima. A lo lejos, vemos que la persona de la camilla es intervenida por médicos. Después de eso tuve que quedarme ahí esperando órdenes (…) vimos que luego de este hecho comenzaron a llegar muchas personas (…) fue bastante movido el lugar estuve hasta el día siguiente a las seis de la mañana”.
  • El sexto testigo fue Ángel Tomás Medina, cabo primero de Prefectura, quien aseguró conocer a los acusados por ser colegas de trabajo. Medina se contradijo diciendo primero que sus compañeros le habían comentado que fueron atacados con arma de fuego y cuando luego es consultado por ese hecho puntual, se corrigió y dijo que sus compañeros le comentaron que “había ocurrido un hecho grave” e inmediatamente -invocando el paso del tiempo- alegó no recordar exactamente como fue la conversación y que se dijo exactamente. En su testimonio consta que: «(…) el día previo se efectúa un desalojo en el cerro, yo prestaba servicio en el un grupo de control de disturbio. Luego de eso se nos ordena custodiar el lugar desalojado para que nadie ingrese, el día del hecho ingresamos a las ocho de la mañana, estuvimos sin novedad hasta las doce, cuando nos relevan Cavia, Pinto, Sosa y alguno más que no recuerdo. Nos fuimos a almorzar y estando ahí recibimos el pedido de apoyo por lo cual dejamos la actividad de receso, tomamos equipamiento y procedimos a subir a realizar apoyo (…) a unos 400 o 500 metros, mientras subíamos vimos que venían bajando los efectivos que nos relevaron comentándonos que había pasado algo grave, y que bajemos lo mas rápido posible. Ante este dato nos replegamos hacia abajo por precaución. Una vez estando abajo, vemos que dos personas traían una camilla precaria con alguien encima que dejaron en la ruta hasta que fue atendido. Acto seguido la PSA nos secuestró el armamento y el celular en una estación del ACA.
  • El séptimo testimonio fue el de Hugo Matías Duarte, cabo segundo de Prefectura, quien no llegó a terminar su testimonio remoto a causa de un corte en la comunicación. Su relato concuerda con el de los demás prefectos: la sucesión de hechos que se describen es: alertado por sus compañeros por radio, sube cerro arriba y a los 200 metros ve bajar a sus compañeros que estaban arriba diciendo que “fueron atacados”. Inmediatamente -y de manera inconexa- se menciona de la misma manera que en los anteriores testimonios que bajaron dos personas con una camilla y una tercera persona en ella. Si bien el testimonio de Duarte se cortó por motivos técnicos, llegó a declarar que escuchó gritos de personas que decían que alguien había muerto: «(…) mientras almorzábamos recibimos por radio un pedido de apoyo, nos equipamos con equipo anti tumulto y nos dirigimos hacia la tranquera de ingreso al cerro, subimos corriendo y a las 200 metros nos encontramos con el grupo de prefectos que venían bajando y nos decían que fueron atacados por personas. Luego de bajar hasta la ruta vemos que bajan unas personas gritando que había un muerto. Dos bajaron con una camilla improvisada con alguien arriba” Allí se cortó la comunicación y se dio por finalizado su testimonio.
  • El último testimonio de esta primera jornada fue el del prefecto Horacio Alberto Cornejo, quien dijo no conocer a los imputados. Cornejo declaró no haber subido demasiado cerca de la zona del crimen y contó la crónica de los hechos con la misma línea de detalles y omisiones que sus anteriores compañeros: (…) subimos y nos encontramos con compañeros de prefectura que venían bajando y nos ordenaron que bajemos hasta la ruta. Estando ahí el oficial a cargo me pide que vuelva al hotel a buscar agua. Ahí escuché unos gritos y veo que vienen bajando con una camilla unas personas con alguien arriba (…) luego de eso me quedé cerca del hotel y luego nos piden que carguemos todo y nos trasladáramos hasta una estación de servicio, donde nos secuestra todo la PSA”.

SEGUNDA JORNADA CON MÁS TESTIMONIOS

La segunda jornada de la novena semana del juicio por el asesinato de Rafael Nahuel comenzó con la declaración virtual -como todas las que se tomaron esta semana- de Daiana Alejandra Retamales, cabo de la Prefectura. Testimonia ella que en el momento de los hechos se encontraba en el puesto N°1, cerca del hotel, y que 16 compañeros subieron al puesto N°3. Retamales es la primera de esta serie de testigos que declara haber escuchado disparos En su testimonio consta que: “(…) se escucharon gritos y detonaciones de arma de fuego y posterior a eso, por radio, piden apoyo a la base. Yo retransmito a la base y al regresar ellos, replegamos a la Ruta 40. Una vez que estábamos ahí, se acerca una femenina y me piden que la saque del lugar, a lo que responde que había sido llamada porque su hija podía estar arriba, herida. Por este motivo procedo a frenarla por seguridad (…) al tiempo de esto veo que bajan dos personas con una camilla. Las dos personas fueron detenidas por personal de Albatros. Luego de eso nos releva PFA, fuimos replegados hasta la YPF y ahí nos secuestraron las pertenencias. Nos quedamos hasta las 4 de la mañana”.

El siguiente testimonio del día es el del prefecto Miguel Ángel Aguirre que es el único de la semana que mencionó un “enfrentamiento” de todas las personas que declararon esta semana, aunque es incapaz de admitirlo como algo más que algo que le comentaron. Aguirre dijo conocer a todos los acusados por ser su compañero de trabajo: “(…) ese día prestaba servicio, estaba en el hotel en descanso de guardia, durmiendo, y escuché que pedían apoyo, y además gritos de indios, así como en las películas; a lo que cargué las cosas personales rápido al móvil que tenía a cargo y me dirigí hasta la ruta. Entre las cosas que me enteré mucho tiempo después fue que había habido un enfrentamiento y que había muerto una persona, solo eso sé…»

El último testimonio de esta semana corrió por cuenta de Daniel Mario Gómez, prefecto mayor de Prefectura/Albatros (hoy retirado).

Gómez aseguró conocer a los acusados por haber sido subordinados suyos. Gómez aseguró conocer a los acusados por haber sido subordinados suyos. Dice que llegó a la Ciudad de Bariloche comandado para efectuar “operaciones de seguridad mandatadas por la justicia”. El mayor testimonió pormenores de la organización de aquel operativo previo, otorgando números sobre la cantidad de efectivos y otros detalles técnico operativos al respecto.

Sobre el día del asesinato de Rafael, optó por el relato de enfrentamiento y no ahondó en precisiones al respecto: “(…) Hacia horas de la tarde me informan que había ocurrido una situación de carácter policial en la que se había hecho contacto con un grupo de personas con las que se enfrentaron. Se habían disparado armas a modo intimidatorio y más tarde me entero que había fallecido una persona.

La fiscalía le preguntó si como responsable mayor del grupo consideraba que el accionar de Albatros ese día fue el adecuado: «Ajustado a Derechos» dijo, aunque reconoció que «(…) en virtud de los hechos se abre un expediente administrativo cuyo resultado desconozco»

La fiscalía le preguntó también con que criterio ordenó dejar personal armado con armas de uso letal en una circunstancia como aquella y Gómez respondió que fue por “protección del predio” y que “se realizó con los dos dispositivos para garantizar la seguridad propia y de terceros». Sobre la cantidad de efectivos apostados allí aquella jornada dijo que «(…) la orden de dejar los 20 efectivos fue mía en virtud de la orden previa que recibí de la PFA».

Con respecto a las decisiones finales asumidas en el operativo que terminó con la vida de Rafa, Gómez no dudó en desligar la responsabilidad de las decisiones en Pablo Rubén Berra, suboficial de Prefectura Naval Argentina a cargo ese día: “(…)Se dispuso que el personal que permanezca ahi, bajo el mando del oficial Berra, siga las ordenes de Berra. Por lo tanto los efectivos que estaban armados con armas de munición letal actuaron en función de esas órdenes», dijo.